Bendito buzon de voz

Miren que estos días son proclives a mensajes y felicitaciones navideñas , a buenos deseos y mejores augurios, no me dirán ustedes que no tienen una media de cincuenta mensajes en su buzón de voz sin contestar, esto  no tiene la mínima importancia, ahora si el que te llama para felicitarte el año nuevo desearte paz y amor es Jorge Mario Bergoglio o lo que es lo mismo, el sumo pontífice, el Papa Francisco,  ya son palabras mayores, es como si te llamaran los reyes de oriente para pedirte que deseas que sus majestades te obsequiasen, oro mirra o incienso, que insistiesen y saltara el buzón de voz, que faena.
Eso debieron pensar Las Carmelitas Descalzas de Lucena, cuando Francisco les llamó y ellas, por estar haciendo sus menesteres, no pudieron responder, maldita tecnología, menos mal que el sumo, insistió y pudo hablar con ellas.
No se piensen que esto es tan extraordinario, a mí, en varias ocasiones me han llamado personas, entes, duendes maravillosos unos y otros no tantos, me han llamado desde éxitos, amores furtivos, dolores de cabeza, partos hermosos y punzantes, amigas ensangrentadas, locuras frenéticas, canciones al oído, muertes súbitas, pupilas alteradas, fracasos recogidos, borracheras con mariachis, primos lejanos heridos, visas oro con recargo, amantes adormecidos, lunas, playas, fangos y heridos, por llamarme hasta el calvo de la lotería, lo hizo.
Lástima que algunas veces saltara el buzón de voz, lástima que no hubiese cobertura, lástima que estuviese no operativa, no lo sé, seguramente estaría, como las carmelitas, en otros menesteres.
Lo bueno de todo esto, es que he aprendido la lección, y pienso quitarme el buzón de voz, así, cuando vuelvan a llamar, siempre podré devolver el reclamo y los avatares, los enjambres, las lujurias perdidas, los atardeceres con rezos, los mortales, los roces creados, los alegres gestados, los reyes, los papas, noeles los sumos pontífices , los mendigos ataviados, los desheredados , los huérfanos de madre, los pares, los nones, los besos confitados, los ataúdes revestidos, los cuentos no contados , las yagas del pasado ,, todos tendrán una segunda congruencia, como las carmelitas, que gracias a la insistencia de Francisco, tuvieron su recompensa, espero que en mi caso , aunque no sea tan bienhechora, pasen otra vez por mi vida, que vuelvan a marcar mi número, y este operativa.
Siempre he sido de segundas oportunidades, y si vienen con recargo, mejor, saben a subalterno, a medalla de plata a arroz con sofrito, a imperfección, que es lo más similar a la beldad.