Ojos cobardes que no miran

Llena de yagas camino a tu deriva, muerto el perro muerta la rabia, miles de pulgas añoran mis mejillas.
¡Quien tuviese las manos tan frías!
¡Quien, maldito duende, me mira!
Ahonda mi lengua, refugio en tu sonrisa.
Sólo tenía que jadear, y hasta mis dedos te recitan.
Maldigo el perro, maldigo el collar. Rezo por las esquinas.
No te adiestres a mis ojos…no te vayas a pensar que agonizo a ras del suelo,
Soplo, ahuyento, volveré a ser rapiña
Volveré a probar suerte, ojos cobardes que no miran.